Una ventana para la esperanza

Imagen Esti Peled

Encontrar noticias positivas siempre nos alegra el día…  en especial aquellas que transmiten valores humanos, idealismo, juventud, ingenio y solidaridad.

En la pasada Píldora de inspiración compartí con los oyentes la historia de dos jóvenes israelíes, Selda Edris y Mayes Morad, de 26 años y estudiantes de ingeniería hidráulica.

Entraron en contacto con la organización HelpApp. Una ONG que ofrece una plataforma tecnológica para que las personas se apunten a servicios de voluntariado. Funciona como una aplicación que agrupa hasta 170 ONG’s distintas.

Antes de su llegada a un pueblito ugandés, en las escuelas de la zona tenían que hervir agua del pantano próximo para dar de beber a los 900 niños que iban a clase. Esto era totalmente insuficiente y poco seguro para la salud.

Esta situación las impresionó profundamente y buscaron una solución que estuviera a su alcance para mejorar las condiciones de salud de esos niños.

Al final, lograron organizar una instalación de purificación y potabilización de agua, a la que conectaron los grifos y fregaderos que montaron en las escuelas.

Pero su ayuda no quedó sólo en proporcionar agua potable en esa zona, sino que organizaron una campaña en redes sociales para recaudar fondos y poder comprar ropa y zapatos para todos los niños de la zona.

Esta experiencia con condiciones de vida de extremas necesidades les dejó huella. Selda y Mayes están totalmente convencidas de volver a Uganda y seguir ayudando en mayor escala de la que han hecho hasta ahora.

Para ellas, como para muchos de nosotros que gozamos de un buen estándar de calidad de vida, es absolutamente normal abrir un grifo y que corra el agua, que nos podamos duchar todos los días, tener ropa y zapatos, electricidad, internet… etc.

Pero sabemos que esto no es así para una importante cantidad de personas que no ha tenido la suerte de nacer en el “lugar” adecuado.

En varias píldoras he analizado la solidaridad de jóvenes de diversas partes del mundo, como en este caso hacen Selda y Mayes.

Esto me ha llevado a indagar más sobre las posibles causas que llevan a estos jóvenes a tomar un rol decidido en la mejora de condiciones de vida para los demás.

Normalmente, las nociones “generales” que tenemos sobre la llamada generación Z la describen por su carácter de nativos digitales que basan sus relaciones personales principalmente en el mundo virtual, se rigen por influencers y su conectividad a internet es completa y en todo momento.

Evidentemente estas “etiquetas” no encajan en la actitud ni en las acciones que he comentado sobre jóvenes voluntarios y emprendedores como Guillermo y Gino, Mateo o Kelvin.

¿Qué razones llevan a los jóvenes a ofrecer su tiempo y sus capacidades?

Existen muchas, pero en líneas generales son idealismo, esperanza en construir un mundo mejor al actual, tener conocimientos para su futuro laboral, estar ocupados de forma positiva y contribuyendo a la sociedad. Se sienten muy implicados en conseguir cambios positivos, ser escuchados, tomar parte en las decisiones…

En el Informe 2015 sobre el Estado del Voluntariado en el mundo del Programa Voluntarios de Naciones Unidas se menciona que el voluntariado juvenil es muy importante en países donde la población es muy joven, se producen cambios sociales muy rápidos y existe alta tasa de desempleo.

También este informe dice: “El voluntariado abre caminos donde no hay carreteras. Organiza donde no hay estructuras. Aporta recursos y capacidades sin saber de dónde llegarán”

Ante los enormes desafíos a los que como sociedad nos enfrentamos… se abre una ventana de esperanza para alcanzar un mundo mejor, al menos mientras jóvenes idealistas como Selda y Mayes continúen extendiendo su labor solidaria, más allá de las fronteras del confort por haber nacido en países prósperos.

Un joven brillante doblemente inspirador

Imagen Thnkr/Youtube

En Píldoras de inspiración comentamos la historia de un niño prodigio que, con apenas quince años y a partir de piezas de aparatos electrónicos desechados, diseñó un generador eléctrico que mejoró mucho las condiciones de vida en un barrio de Freetown, Sierra Leona.

Este joven africano de 23 años vivió en un ambiente de fama asfixiante y escapó de la maraña de adulación y compromisos del éxito para reorientar su vida.

Kelvin Doe – Youtube

Kelvin Doe nació en Sierra Leona y saltó a la fama alrededor de 2010. Hijo de una familia muy pobre recogía utensilios electrónicos desechados en los vertederos con los que pudo hacer un generador eléctrico para ayudar al poblado donde vivía. Su interés por estos aparatos y la búsqueda en libros le permitió montar su propia emisora de radio… ¡¡¡cuando tenía tan sólo 15 años!!!

Conocido como DJ Focus, emitía sus canciones favoritas y partidos de futbol.

Fue invitado a participar en el Programa de estudiantes visitantes del MIT, a dar una charla TED en Harvard, creó una empresa para construir paneles solares con wifi que llevaran internet y electricidad a los poblados de Sierra Leona, se reunió con varios políticos de renombre internacional, recibió premios….

La fama de este chico prodigio se viralizó hasta que sintió que eso lo asfixiaba y le condicionaba su propia vida. Decidió entonces… “desaparecer”

Como Kelvin contaba el año pasado en una entrevista para un canal de TV (KTVSL) de su país, desde que tenía 18 años sentía que vivía aprisionado, sin timón y empujado de un proyecto a otro. Todo sonaba grande y muy bonito, también seguramente estaría basado en las mejores intenciones… pero parecía que   condenado al fracaso desde el inicio. Aquella atmósfera era una mezcla de mito, realidad y mucha confusión para él.

De hecho, llegó a sentirse utilizado por su alto perfil mediático para vincular su caso personal con cuestiones políticas relacionadas con la mejora de la educación en África.

Decidió vivir en Toronto para conseguir una mejor educación que le ayudara en su futuro. Si no la conseguía, según él mismo decía, sólo sería un chico que encajaba piezas electrónicas con cinta adhesiva en un garaje. Su éxito sería fugaz y no tendría un futuro relevante ni podría ayudar a nadie.

Afortunadamente, Kelvin encontró un buen equipo de mentores en Canadá que le ayudaron a  encontrarse a sí mismo, gestionar sus finanzas, volver a sentirse una persona “normal”. También le facilitaron algo de dinero para sus estudios en la universidad.

Hace menos de un año Kelvin estaba preocupado por cómo podría afrontar los gastos de su formación universitaria, enviarle algo de dinero a su madre y continuar su propio emprendimiento para innovar e inventar objetos adecuados que ayudaran a los pobres de Sierra Leona. Buscaba apoyo de personas u organizaciones que quisieran hacer las cosas bien cuando “nadie miraba”. Aquellos que no querían nada de él, a excepción de poner el foco en su educación primero y quisieran lo mejor para este joven estudiante y su país.

Y ¡!lo consiguió!! Ahora está más cerca de hacer realidad sus sueños.  

Sin duda alguna, el ejemplo de Kelvin es inspirador desde varias perspectivas, no sólo por su habilidad creativa e innovadora, sino también por su humildad y la solidaridad con la que ayuda a la población de su país a mejorar sus condiciones de vida al facilitarles el acceso a electricidad e internet… Pero, muy especialmente por haber encontrado el sentido a su vida a tan joven edad, tener esa especie de “brújula interior” que le ayudó a desprenderse de la “burbuja” de la fama y reencontrar el camino para lograr sus objetivos iniciales.

Balance vital del año

Imagen de Pixabay
Imagen de Pixabay

Estamos a punto de cerrar 2018 y en la sección Píldoras de Inspiración del programa enComunicación hablamos de cómo hacer el Balance vital del año.

En esta época es muy normal hacer un repaso de lo que hemos vivido. Las personas que nos han acompañado y las que se han marchado, los pasos que hemos dado en nuestro crecimiento personal y profesional, los sueños que se han cumplido, …y también lo que no hemos podido lograr y las lecciones que hemos aprendido de nuestros propios errores.

Como si se tratara de un Balance financiero, abrimos las cuentas del Activo y del Pasivo de lo que ha sido nuestra vida en este año para responder a preguntas esenciales y colocar nuestras respuestas en uno u otro lado. Así, sabremos de manera muy gráfica qué energía nos impulsa hacia adelante y qué opciones tenemos que superar.

Propongo realizar este balance vital en cuatro niveles de profundidad.

En el plano material y físico:

  • ¿Cómo es nuestra salud? ¿Cómo la cuidamos? ¿De qué manera nos nutrimos y vivimos una vida sana?
  • ¿Cómo está nuestra casa? ¿Vivimos en una situación cómoda? ¿Cómo mantenemos nuestro espacio vital en ella?
  • ¿Cómo están nuestras finanzas? ¿Qué situación económica tenemos? ¿Cómo administramos nuestras entradas y salidas de dinero?
  • ¿Y nuestro trabajo? ¿Es todo lo agradable que nos gustaría o podríamos cambiar a algo mejor? En el caso de no tenerlo, ¿Cómo podemos acceder a un empleo o crear el nuestro propio?

Pasamos de lo tangible a lo intangible ahora con el plano emocional:

  • ¿Cómo están nuestras relaciones?
  • ¿En qué entorno familiar vivimos ¿Cómo nos sentimos con nuestros padres, parejas, hijos, hermanos…?
  • ¿Cómo son nuestras amistades? ¿podemos contar con ellas en momentos que necesitamos escucha y apoyo?
  • ¿Cómo es nuestra relación con los colegas de trabajo?

En el plano mental:

  • ¿Qué hemos aprendido o qué necesitamos aprender para estar al día en nuestra profesión o en nuestras aficiones?
  • ¿Nos hemos “reciclado” en aprendizajes técnicos?
  • ¿Hemos viajado a algún país distinto al nuestro? ¿qué hemos vivido y aprendido allí en comparación objetiva con nuestro entorno geográfico habitual?

Por último, en el plano espiritual o más trascendente:

  • ¿Hemos sido altruistas con los demás? ¿Hemos colaborado como voluntarios con alguna iniciativa solidaria?
  • ¿Hemos ayudado a personas cercanas o no tan cercanas a la hora de escuchar sus problemas o de animarlas u orientarlas en algún aspecto práctico?
  • ¿En qué medida hemos vivido experiencias trascendentes o de desarrollo personal en el año?
  • ¿Nos hemos conectado con nosotros mismos a través de la meditación, de la contemplación de la Naturaleza o de alguna actividad creativa?

Con esta “auditoría interna” podremos evaluar aciertos y frustraciones que hemos tenido en las diferentes áreas de nuestra vida. Nuestro objetivo es disfrutar de una vida plena y feliz. Y, para alcanzar la felicidad, primero tenemos que identificar los obstáculos que se interponen en el camino, solucionarlos en la medida que sea posible y centrarnos en los aspectos positivos para vivirlos en plenitud, potenciando nuestro optimismo y autoestima.

Recuperar la ilusión con prótesis 3D

Guillermo Martínez y Gino Tubaro
Guillermo Martínez y Gino Tubaro

La píldora de inspiración (del pasado programa enComunicación ) nos hizo reflexionar sobre el generoso aporte de dos jóvenes solidarios que viven en continentes diferentes, separados por un gran océano – el Atlántico- que sin conocerse,  comparten un mismo objetivo: hacer que muchas personas recobren parte de las capacidades de sus brazos y manos.

Y no sólo se trata de recuperar la movilidad física, sino también de recuperar la ilusión en el presente y en un futuro lleno de oportunidades.

Uno de ellos es Guillermo Martínez , un joven ingeniero madrileño, que diseña brazos protésicos con una impresora 3D que le regalaron en las pasadas navidades.

Y no fue un buen regalo sólo para Guillermo… sino que fue muy especial para muchísimas personas más. Casi una varita mágica para cambiar –para bien- la vida de algunos habitantes de Kenia, los cuales reciben, no sólo la prótesis de un brazo, sino un regalo de esperanza y alegría que los reconforta.

Durante el pasado verano, Guillermo viajó, como voluntario, a ese país africano a través de la ONG Bamba Project para entregar personalmente sus prótesis a pacientes con este tipo de problemas.

En Kenia se emocionó al comprobar que podía cambiar la vida de esas personas. No sólo hacerles recuperar la movilidad de sus brazos, sino lograr que volvieran a su vida normal y así, recuperar la ilusión de una vida plena y digna, como todos ellos querían tener.

Y ese desafío le animó a seguir construyendo cada vez más prótesis y enviarlas a destino, a un coste aproximado de 25 euros y 3 días de trabajo cada una de ellas,  con materiales de plástico, gomas para aparatos dentales e hilo de pescar… Así de sencillo y barato.

Desde su regreso de Kenia, Guillermo busca financiación para regresar a ese país y completar el trabajo que realiza desde aquí.

La otra historia es la de Gino Tubaro , un joven argentino de 22 años que estudia ingeniería electrónica. Este inventor es autodidacta y ha distribuido de forma gratuita más de 500 prótesis para manos hechas íntegramente con impresoras 3D.

Lo especial en el caso de este emprendedor es que diseña las prótesis en diferentes colores, para que cada niño y niña elija el que más le guste. Actualmente tiene 3.500 pedidos aún por realizar…

Nacido en un barrio humilde de la ciudad de Buenos Aires, estudió en la escuela pública gracias al esfuerzo económico que su madre tomó a cargo, para poder brindarle un buen futuro a su hijo.

A los 16 años montó su primera impresora 3D y hoy este joven, fundador de Atomic Lab, cuenta con respaldo económico de empresas como United Airlines, Sodimac, Microsoft y History Channel.

Con estas historias quiero seguir avanzando en la búsqueda de inspiración y ejemplos que nos impulsen a hacer el bien, a superar las mayores dificultades tanto propias como ajenas y, a vencer esa inercia que nos lleva a dar la espalda a los demás.

Es mucho y muy positivo lo que los seres humanos podemos hacer cuando apuntamos a objetivos altruistas y que trasciendan el corto plazo. Lo importante es dejar volar nuestra iniciativa y creatividad para encontrar el camino y los instrumentos para poder concretarlos.

Algo que estos dos jóvenes nos muestran claramente.

Su ejemplo personal y su generosidad, como el de tantas otras personas anónimas que dedican su trabajo cotidiano al servicio de los demás, nos tiene que motivar para aportar nuestro granito de arena en esa empresa tan importante que es construir un futuro mejor para una mayor cantidad de personas.

No somos células independientes, formamos parte de un organismo, un mundo interrelacionado donde hay mucho por hacer para lograr que cada día sean más las personas que puedan vivirlo en condiciones dignas y con felicidad.