El pasado día 6 de junio tuve el honor y placer de participar en el JobDay que, de forma excelente, fue organizado por la Cámara de Comercio de Quito, EUDE Business School y Windup School.
Cabe destacar el formato elegido a través de Facebook Live que permitió un evento remoto muy interesante al que asistieron cientos de participantes de varios países.
Mi participación consistía, en primer lugar, con una ponencia “Navegar con la certeza de la incertidumbre” donde comente las aportaciones de la Neurociencia para entender cómo funciona nuestro cerebro, adema de la relación con las habilidades blandas tan necesarias en estos momentos de incertidumbre global.
Posteriormente, forme parte de un excelente panel de trabajo dedicado a las Softskills del profesional del futuro. Este encuentro fue moderado por Juan Vivero (EUDE) en el que compartimos opiniones y experiencias con Miguel Cervera y Walter Gavilanes desde las perspectivas del liderazgo, las habilidades digitales y la Neurociencia.
Desde que la especie humana empezó a habitar en la Tierra tuvo que enfrentarse a constantes peligros y desafíos que ponían en riesgo su supervivencia. La incertidumbre para nuestros ancestros era tan cotidiana que seguramente no se preocuparían. Supongo que su máxima necesidad era protegerse de las inclemencias del tiempo, los ataques de los animales y garantizar el sustento para la tribu, entre otros aspectos esenciales.
Su objetivo principal era la supervivencia. Si no hubiera sido así, no estaríamos aquí.
A medida que se producía la evolución de la especie y el desarrollo de utensilios y herramientas que facilitaban la vida y el trabajo, se consiguieron importantes logros para el bienestar y la prolongación de la vida humana.
No sólo eso, se llegó a la Luna, los viajes al espacio son continuos, se investigó el centro de la Tierra a través de los avances de la minería, se exploraron profundidades marinas con todo el desarrollo de tecnología y recursos necesarios.
Desde luego que hemos conseguido superar enormes e interesantes desafíos como Humanidad y también como individuos. En todos estos retos hemos asumido la “certeza” de tener que enfrentarnos a la incertidumbre para superar graves riesgos y problemas.
Pero no sólo en ese aspecto, si contemplamos actividades esenciales como la agricultura y la pesca, los hombres y mujeres que trabajan en estas áreas manejan la incertidumbre de forma frecuente. Por mucho que dispongan de información y recursos para su labor, siempre cuentan con la incertidumbre e incógnitas de las fuerzas de la Naturaleza que obrarán a favor o en contra de lo esperado.
Hemos vivido bajo la ilusión de la certeza, del control sobre las situaciones…pero la pandemia ocasionada por el coronavirus nos ha puesto delante nuestra fragilidad y vulnerabilidad como especie, poniendo en peligro nuestra vida y la de nuestros allegados. Ha alterado la vida, el trabajo, el orden y también la economía mundial como no se conocía desde las Guerras Mundiales del siglo pasado.
Estamos viviendo tiempos globales muy complejos en todas las áreas y seguimos aún con muchas incógnitas por resolver, entre ellas, cómo superar esta crisis con éxito y con el menor coste posible en vidas humanas y recursos económicos.
Sólo tenemos la certeza del tiempo presente. De cara al futuro y la proyección que hagamos de él, únicamente cabe apoyarse en la fe y la esperanza que todo esto pasará igual que ha sucedido en otras situaciones dramáticas en la historia de la Humanidad.
Sin duda alguna, con el tiempo, con responsabilidad, esfuerzo común, inteligencia colaborativa y medios superaremos este desafío mundial.
Volveremos a ver el sol en el horizonte y seguiremos navegando con la certeza de las nuevas incertidumbres que nos presente la vida.
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Imágenes de Torsten Dederich en Unsplash, ponencia “Navegar con la certeza de la incertidumbre” en JobDay y de Ajax.googleapis.com
Una de las primeras lecciones que recibimos en la facultad de periodismo es que si un perro muerde a un hombre no es noticia, pero si ocurre lo contrario se convierte en noticia por lo insólito de la situación. Así comenzaba la Píldora de inspiración del pasado programa enComunicación.
Otro dicho periodístico que nos enseñan desde que comenzamos nuestra labor como periodistas es que “Una buena noticia no es noticia”.
Pero, hace ya más de dos décadas, el Defensor del Lector del diario El País planteaba las quejas de lectores por no recibir noticias positivas y la falta de historias que alentaran la confianza en un mundo mejor.
Transcurrieron muchos años hasta ver satisfecha esa necesidad que reclamaban lectores de todo el mundo…
Así surgió Impact Journalism Day, una iniciativa internacional cuya labor, apoyada por los 50 diarios más importantes del mundo, consiste en divulgar historias sobre iniciativas y experiencias constructivas y positivas que contribuyen a mejorar la realidad social en diversos ámbitos y lugares de nuestro planeta, en cuanto a educación, energía, salud, empleo, finanzas, movilidad…
En 2012 Christian de Boisredon fundó la empresa social Sparknews, cuyos objetivos son identificar, compartir y difundir soluciones positivas ante los problemas más importantes de nuestro tiempo.
Facilita que las iniciativas positivas aumenten su visibilidad y cobertura mediática, además de inspirar a los lectores para actuar y apoyar acciones encaminadas hacia un mundo inclusivo y sostenible.
Sparknews ayuda a editores y periodistas para que puedan identificar innovaciones sostenidas en el tiempo y con significativo impacto social o ambiental. Cada periódico escribe sobre dos iniciativas de su país y después todos los artículos se comparten entre los socios de la alianza.
Organizados en el Impact Journalism Day, los diarios más importantes del mundo publican en el mismo día y en formatos impresos y digitales más de 100 soluciones inspiradoras a problemas concretos. Se han realizado ya 6 ediciones, la última de ellas el pasado 16 de junio.
Llevará mucho años cambiar el esquema de negocios que dice que lo escandaloso vende y genera mayor cantidad de lectores y, por consiguiente, una mejor cuenta de resultados.
Pero, por fin es posible ver reflejadas en los medios la repercusión de las acciones realizadas por personas “normales” para mejorar las condiciones cotidianas del contexto en que viven, conocer y difundir la transformación social que esas iniciativas, generosas y constructivas, logran en su entorno y en la vida real de sus semejantes.
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