Si yo cambio…, mi mundo cambia

Imagen de Wil Stewart
Imagen de Wil Stewart

Leo las noticias y algunos acontecimientos globales como la amenaza de los populismos, las crecientes desigualdades sociales y la generalización de la corrupción a distintos niveles, entre muchos otros aspectos negativos, que parecen teñir la realidad del día a día.

¿Será que estamos en un mundo insensible, que no tiene lugar para el buen hacer, para los valores éticos y morales?

En este contexto de crispación global ¿es posible que cada uno de nosotros pueda desarrollarse personal y profesionalmente de forma satisfactoria? ¿es posible alcanzar nuestros objetivos y vivir con felicidad ?

Yo creo que sí.

De esto precisamente hablamos en la sección habitual de Coaching para ti dentro del programa enComunicación.

Aunque no tenemos capacidad de influir en las decisiones mundiales, en nuestra realidad más cercana, en las acciones cotidianas tenemos herramientas para cambiar.

Y nada mejor que empezar por uno mismo, ¿verdad?. Este es el objetivo del coaching.

En este sentido quiero destacar lo que decía Tolstoi sobre que todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo. Curioso, pero cierto por los hechos que tenemos a nuestro alrededor.

Y en este escenario ¿cómo podemos cambiar y trabajar?

En primer lugar, actuando con responsabilidad y compromiso personal.

También es importante recuperar los valores, asumirlos como propios y aplicarlos en nuestras acciones del día a día.

Personalmente, tomo como guía la frase  “Si yo cambio, mi mundo cambia”, me centro en lo que está más a mi alcance.

Imagen de Mario Trunz
Imagen de Mario Trunz

Soy consciente de que puedo cambiar e influir en lo que tengo a mi lado más cercano y acepto también que no puedo cambiar a los demás ni las situaciones que tengo que vivir.

Sé que tengo el poder y la responsabilidad de cambiarme sólo a mí misma y tal vez algunas de mis propias circunstancias

Si bien parece un horizonte limitado, sin duda estaré diseñando un espacio de convivencia pleno de armonía basado en valores que me harán sentir bien. Permitirá que quienes me rodean, disfruten de los aspectos positivos que puedo ofrecerles.

Con toda seguridad es lo que puedo hacer…más allá de mí ¿quién sabe?

El  cambio es la constante.

 

Responsabilidad y compromiso ¿ser víctima o ser protagonista?

manomundo
Imagen de CocoParisienne

La palabra “responsabilidad” viene del latín “respondere” que supone obligarse, comprometerse con algo o alguien. También responder ante un hecho por sus consecuencias y tomar decisiones son aspectos inherentes a la responsabilidad.

De este tema hablamos en la sección Coaching para ti  en el programa enComunicación de EsRadio Valencia.

Lo que está aconteciendo en algunas personas, empresas, organizaciones, en España y en el mundo en general me hace pensar. Observo algunas tendencias en que es normal echar la culpa a los demás para no asumir los errores propios. Esta actitud supone dejar la responsabilidad fuera de nosotros mismos.

Algunos ejemplos de esto los tenemos en la información publicada estos últimos días sobre las consecuencias del referéndum Brexit.

Una noticia del diario El País decía que “Los jóvenes británicos se indignan ahora. Acusan a los mayores de haber traicionado su futuro. Su franja de edad apoyó masivamente seguir en la UE, pero la mayoría no acudió a votar.

La participación fue más alta en las zonas con media de edad más elevada y algunas encuestas señalan que más de la mitad de censados entre 18 y 24 años se abstuvieron, un porcentaje que la cadena Sky elevaba hasta el 64%, mientras los mayores de 45 años votaron masivamente”.

Otro titular del mismo diario utilizaba expresamente la palabra culpa “Cameron culpabiliza a Europa de la derrota en el referéndum británico

Esto supone que la persona, la sociedad, las organizaciones, sean del tipo que sean, son “inocentes” y la culpa siempre está en el exterior, en el otro. De esta manera, la conciencia se justifica y tranquiliza por no hacer. Se asume la posición de “víctima” del destino, las circunstancias.

Ahora bien, desde la perspectiva de coaching, el cambio está en asumir que somos parte del problema o tenemos parte de responsabilidad en lo que sucede. Por tanto, también podemos ser la solución.

¿Cómo?

Asumiendo el poder sobre lo que está en nuestra mano hacer. Así, pasamos de ser “víctima” a ser “protagonista”.

Tomamos conciencia de nuestra responsabilidad sobre las decisiones y las acciones que realizamos. A partir de ahí, elegimos cómo llevar a cabo el objetivo propuesto sintiéndonos responsables de conseguirlo.

Eso es lo valioso, lo esencial del proceso de coaching porque es la persona quien toma la  decisión por su propia voluntad y no es el/la coach quien resuelve el problema.

La responsabilidad supone tomar decisiones sobre opciones que se abren en el camino de la persona, la sociedad, las organizaciones. Se es libre para elegir qué actitud tomar ante las circunstancias que se presentan.

A partir de ahí, la palabra clave junto con responsabilidad es compromiso.

Y para finalizar este post quiero compartir un breve relato chino

La campanilla

 

En el siglo X, el eminente monje Fa-Yan dirigía un templo budista donde vivía el honesto monje  Tai-Quin, que era despreciado por ser un poco descuidado.

Una vez, después de las oraciones diarias, Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:
– Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?

Todos se quedaron perplejos. Desatar la campanilla del cuello del tigre sería una temeridad. El tigre es un animal muy temido. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para quitarle un cascabel.

Aunque pensaban y pensaban, nadie se atrevía a dar una respuesta válida.

En ese momento entró Tai-Quin, y el eminente religioso repitió la pregunta. El monje respondió:
– La campanilla debe ser desatada por quien la hubiera atado.

Esta frase se convirtió en un proverbio para el pueblo. Por eso en China la gente dice:
– “La campanilla debe ser desatada por quien la ató

 

Los valores en nuestra hoja de ruta

Fotografía de Roakley1
Fotografía de Roakley1

De los valores hemos hablado en la sección quincenal de Coaching para ti, en el programa enComunicación que se emite los jueves en EsRadio Valencia FM.

Los valores son conceptos que escucho comentar cada vez con mayor frecuencia. Quizá porque sentimos que se están perdiendo, o porque existen diferentes criterios  sociales sobre su significado, o porque asistimos a un cambio de época que podría suponer también un cambio de valores o una diferente valoración de los mismos…

Pero, más allá de esta percepción ¿cómo podríamos definir los valores?

Entre los numerosos significados que el diccionario de la RAE recoge de la palabra “valor” (), me parece interesante destacar: “alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.”

Los valores nos acompañan en la vida y le dan forma desde la potencialidad que tenemos de ser cada día mejores y desde el libre albedrío, es decir, la responsabilidad de nuestros actos.

Por otra parte, los valores influyen en nosotros mucho más de lo que creemos.  De hecho, a veces se observan conflictos  que pueden ser  causados por:

  • diferencias de interpretación sobre lo que supone un mismo valor para dos o más personas,
  • cambio de prioridades de unos valores sobre otros o
  • la ruptura de algún valor, es decir, su incumplimiento. Y eso nos hace sentir culpables.

Los valores son un marco conceptual sobre aspectos que identificamos como positivos o necesarios en nuestra vida:  honestidad, confianza, libertad, amistad, etc….. En coaching lo importante en el análisis de los valores es la “interpretación”, las ideas y  significados que cada persona otorga a esos enunciados generales, según sus experiencias vividas, lo que le hayan enseñado sus padres, la cultura y la sociedad donde vive.

Donde más se pueden “observar” los valores es en el comportamiento cotidiano de las personas y las organizaciones. Ambas son confiables y responsables si viven y trabajan en coherencia con los valores en los que creen y comunican.

Otro enfoque de los valores es que sirven también para vivir en sociedad de manera armoniosa y para establecer reglas de comportamiento.

De ahí que durante la infancia sea fundamental desarrollar buenas actitudes de relaciones sociales para crecer en responsabilidad y cooperación, entre otros valores importantes.

Así vemos que aceptamos los valores desde nuestro convencimiento interior,  pero cumplimos las normas como una obligación, una pauta externa de convivencia.

Por eso es tan relevante el ejemplo que observamos en los líderes, -sean del contexto que sean-, familiar, jerárquico, político, deportivo, etc. porque inspiran valores a seguir en los demás. Y estos valores se interiorizan a través de actitudes y acciones.

El concepto de liderazgo es muy frecuente tratarlo desde la perspectiva exterior y hacia los demás. En coaching precisamente se trabaja para que la persona sea líder de su propia vida, encuentre los valores y principios que guíen su “hoja de ruta” y actúe en consecuencia con ellos.

El poder y la fuerza de las palabras

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Esta  frase de Montaigne, escritor y filósofo francés del siglo XVI, resume algunas reflexiones que hemos hecho sobre el poder de las palabras  dentro del programa enComunicación de EsRadio Valencia FM.

Recientemente he asistido a  reuniones donde se debatían temas relacionados con la política, la comunicación y la educación. Pude observar algún inicio de conflicto derivado del significado que algunas personas daban a determinadas palabras, en contraposición a los significados que esas mismas palabras suponían para otras personas.

Desde una doble perspectiva de coach y comunicadora, al escuchar y descifrar las conversaciones, trato de descubrir significados más allá de los puramente descriptivos. No olvidemos que el análisis del lenguaje, a través de la palabra hablada, es un campo muy amplio y con muchas connotaciones, propio de la semántica.

Detrás de las palabras que comunicamos existe un complejo entramado de intereses, valores, creencias y emociones. Una palabra no es “neutra”. En ella confluyen matices, unos más sutiles que otros, que definen su mensaje subliminal.

La manera de hablar y las palabras que utilizamos dicen mucho de cada uno de nosotros. Tan sólo necesitamos escuchar atentamente a una persona para obtener bastante información sobre su manera de ser, sus problemas, miedos, etc.

Me gustaría traer aquí un ejemplo sobre los significados que damos a las palabras y qué es lo que puede haber tras ellas, -depende de quiénes las digan-, y del impacto que pueden tener en nuestra realidad, en concreto en nuestro país.

La palabra “cambio” no tiene el mismo significado para PP,  PSOE, Ciudadanos y Podemos. Además, ese “cambio” se trasladará de forma diferente también a la “realidad que se quiere cambiar” y al “resultado, producto de ese cambio”.

Ahora estamos oyendo y leyendo por parte de todos los partidos políticos palabras como “objetivos”,  “confianza”, “empleo”, “pensiones”, “crecimiento”, “bienestar”, “transparencia”….

Estas son varias de las  palabras que aparecen en los programas electorales de los partidos.  Desde la perspectiva de coaching, me atrevería a preguntar  ¿conocemos realmente qué significan para cada uno de ellos?  ¿han definido cómo pretenden hacer realidad lo que suponen estas palabras?

Creo que son buenas preguntas para esclarecer posturas de forma honesta y abrir un debate racional.

Desde la perspectiva de comunicadora, no es tan importante lo que digan, -que tiene valor, por supuesto- sino si existe coherencia entre la palabra y la acción, los hechos.

Y esto sucede también a nivel individual y en todo tipo de organizaciones, ¿empleamos las palabras con coherencia a lo que hacemos? ¿con qué finalidad elegimos unas palabras y no otras?

Tenemos el regalo de la palabra, el lenguaje hablado. Esa capacidad de articular las ideas que genera nuestro cerebro y transmitirlas en un mensaje inteligible para el otro.  Ésta es una de las cosas más importantes que nos diferencian de los animales.

Por ello, la necesidad de ser conscientes del poder y la fuerza de las palabras para hacer un uso responsable de las mismas.

 

La amplitud y fuerza de la emoción del amor

amor

Fotografía de Sarah Graybeal

La emoción del amor ha sido el broche especial del recorrido por las emociones básicas que hemos realizado en el programa enComunicación  de EsRadio Valencia FM.

El amor es la energía más poderosa del Universo. Puede transformar otras emociones que generan malestar tanto en nosotros mismos como en los demás. Si se quiere y se pone intención en hacerlo, acciones como una sonrisa, un gesto amable,  un abrazo y palabras como “lo siento”, “gracias”, “te quiero”  pueden terminar un conflicto.

Para algunas personas el amor podría parecer una emoción suave. Otras lo ven con cierto tono romántico.

El Diccionario de la RAE  asigna hasta catorce significados a la palabra “amor”, que podríamos agruparlos en estas tres líneas principales:

  • Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
  • Tendencia a la unión sexual.
  • Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.

El amor aparece en aspectos de la vida como:

  • la protección de los demás, el cariño y el sentido de pertenencia en la pareja, la familia, colectivos profesionales, clubes de aficionados, etc…
  • la vocación que siente la persona hacia una actividad profesional o artística; es la pasión y el talento con que se realiza.
  • la solidaridad y el amor espiritual hacia personas y entornos desfavorecidos que realizan las organizaciones religiosas y civiles…

El Papa Juan Pablo II escribió: “El ser humano no puede vivir sin amor. Sin amor el hombre no se comprende a sí mismo; su vida sin amor no tiene sentido”

De hecho, el amor crea vínculos afectivos desde el nacimiento que son imprescindibles para el crecimiento emocional equilibrado y positivo.  Predispone a que haya entendimiento mutuo con el otro.

El problema está cuando se produce dependencia de la otra persona o de algo. Y es que el amor tiene intensidades. Puede ir desde los celos y la idolatría hasta la aceptación, la ternura y la confianza.

En este sentido, Eduardo Punset, Rafael Bisquerra y PalauGea -en el libro Universo de las emociones – comentan la complejidad del amor.  Esta complejidad obedece a que una sola palabra refleja muchos tipos y formas de amor (: enamoramiento, empatía, simpatía, aceptación, autoestima, amabilidad, solidaridad, gratitud, compasión,….

 

Estos autores citan expresamente que “La función del amor es aumentar las probabilidades de permanencia de la especie. En este sentido tiene que ver, lógicamente, con la reproducción. Hay un largo proceso para asegurar la reproducción, que puede incluir la atracción erótica, el enamoramiento, el compromiso, la maternidad y paternidad, la convivencia, etc. Según en qué aspecto fijemos la atención, tendremos distintas formas de entender el amor.”

¿Qué nos ofrece el amor?

Desde el ámbito de la psicología se afirma que la madurez humana consiste en haber aprendido a amar y ser capaces de amar. Muchas neurosis, amarguras y tristezas se originan en el egoísmo y se curan dando amor.

El amor conduce a un estado de bienestar. Según Punset, activa el sistema parasimpático que libera hormonas que nos llevan a un estado de felicidad.

Los beneficios del amor para la salud son múltiples: mejora el sistema inmunitario, disminuye el  estrés, proporciona vitalidad y aumenta la autoestima.

Para la persona y su comunicación, el amor hace que nos sintamos más felices, favorece los vínculos sociales y nos hace disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

El amor es la emoción que transforma profundamente a la persona y la une a los demás de forma muy especial.

 

 

 

¿Cómo alcanzar un sano orgullo?

orgullo

En el programa EnComunicación  de EsRadio Valencia FM hablamos de una emoción –el orgullo– un tanto controvertida según sea la perspectiva desde la que se trate.

El Diccionario de la RAE define “orgullo” textualmente como  “arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”.

Pero esta definición muestra una visión muy reducida de la palabra. Si buscamos más, encontramos  significados de “orgullo” relacionados con las causas que producen esta emoción:

  • Satisfacción por algo propio o cercano a uno que se considera valioso
  • Persona o cosa que produce este sentimiento
  • Amor propio o pundonor

Lo anterior muestra un sentimiento elevado de dignidad personal, entendido como admiración y reconocimiento tanto propio como ajeno. Esta emoción surge, por ejemplo, cuando se han atravesado situaciones difíciles con resultados que superan con mucho los estándares normales.

Por otro lado, el orgullo, a veces, tiene una perspectiva negativa.  Puede construir  muros entre los demás y la persona  que se ha vuelto demasiado egocéntrica al pensar sólo en sí misma.  Actitudes como considerar que la opinión propia es la única que vale, no reconocer las equivocaciones, esperar que los demás sean quienes den el primer paso cuando hay conflictos, creerse imprescindible, ..etc, son características de esta emoción llevada a exceso.

¿Qué hacer para gestionar el orgullo de forma positiva?

  • El primer paso consiste en reconocerlo y aceptarlo.
  • Darnos cuenta de que nosotros no “somos” el cargo, ni el rol que asumimos en algún momento de nuestra vida, ni tampoco las posesiones materiales que tenemos. Asumir que todo eso es algo temporal  y que aquí quedará cuando finalicemos nuestra existencia física.

Me gusta recordar la frase que escuchaban los césares y los generales de Roma, de boca de un esclavo subido a su lado en el mismo carro, cuando entraban victoriosos en la ciudad con el triunfo conseguido en las batallas:  “Mira hacia atrás y recuerda que tan sólo eres un hombre…”

romano

  • Aprender de los errores cometidos
  • Perdonarnos a nosotros mismos de lo que no hemos sabido o no hemos querido ver.
  • Aceptar a los demás con todas sus diferencias hacia nosotros. Todo encierra algo positivo
  • Potenciar la comunicación para comprender a la otra persona y llegar a acuerdos

Por el contrario, cuando la emoción del orgullo está en su nivel mínimo, podemos hablar de un problema de baja autoestima e inseguridad personal.

Desde la situación concreta en la que se está produciendo la baja autoestima, los pasos a seguir serán:

  • Pedir ayuda cuando es necesario. En ocasiones cuesta mucho dar este paso y asumir que a veces solos no podemos con determinadas circunstancias.
  • Desde coaching, analizar los hechos con la persona para saber si su perspectiva se basa en realidades o en suposiciones
  • Identificar y entender las situaciones propias y/o ajenas que no permiten crecer, que frenan la vida que se quiere conseguir
  • Afrontar el miedo y abandonar el victimismo

De esta manera, en mi opinión, encontraremos los recursos internos que impulsen a la persona para tomar las decisiones necesarias y  salir  adelante. En definitiva,  lograr la “energía” de la motivación, el esfuerzo y la dedicación.

Con estos pasos, habremos conseguido alcanzar un sano orgullo que nos nutre con su perspectiva más positiva: el afán de superación y la dignidad.

 

La alegría como actitud de vida

lluvia

En el programa enComunicación hablamos de la alegría dentro del recorrido que estamos haciendo por las emociones básicas.

La alegría es una emoción agradable para las personas. Supone una actitud positiva y constructiva tanto hacia sí mismas como hacia los demás. También implica una buena dosis de energía y de movimiento corporal.

La alegría permite afrontar los desafíos de la vida con otra perspectiva. Nutre nuestro cuerpo y mente de salud y optimismo.

La alegría puede originarse por un hecho agradable. Pero habitualmente es algo temporal. El reto es convertirla en una actitud de vida, una actitud positiva que determine de forma relevante los pensamientos y acciones.

¿Qué hechos producen alegría?

  • Algo bueno sucedió
  • Se abrieron puertas, posibilidades previstas o imprevistas
  • Otras personas nos “contagian” su alegría

La alegría se expresa corporalmente a través de:

  • Cuerpo relajado
  • Los músculos del diafragma se tensan por la risa y la respiración
  • Boca entreabierta, con los pliegues del labio superior hacia arriba,
  • Los ojos se hacen más pequeños
  • Aumenta el volumen de la voz

La alegría es una emoción que “pide movimiento” : saltar, reír, compartir y celebrar. Supone recuperar y disfrutar del placer de vivir, de los momentos compartidos. Esta emoción facilita el acercamiento a los demás con una mirada más comprensiva y abierta.

Antes hemos dicho que la alegría podía ser una emoción pasajera.

¿Qué podemos hacer para convertirla en actitud de vida?

Es importante incorporar la alegría en nuestra vida, hacer que el cuerpo y la mente sientan alegría de forma habitual. Algunas sugerencias pueden ser:

  • Dejar la queja de lado. Quejarse por quejarse amarga nuestro estado emocional.
  • Vivir el presente, no atarnos al pasado ni desesperarnos por el futuro
  • Querernos a nosotros mismos, mimándonos con pequeños “regalos”, materiales o no.
  • Celebrar las cosas buenas que nos ofrece la vida. Seguramente nos daremos cuenta de lo mucho y valioso que tenemos en nuestra realidad cotidiana, como vivienda, comida, familia, amistades…..
  • Agradecer lo que tenemos y a las personas que están a nuestro lado. Incluso las que no sean tan “amistosas” porque nos ayudan a superarnos y a ver la cara positiva de la vida, desde otro punto de vista por difícil que parezca.
  • Rodearnos de gente positiva
  • Crear nuestros propios momentos felices como escuchar música que eleve el ánimo, disfrutar de la Naturaleza, jugar y reír con los niños…

Estas son algunas de las acciones que generarán emociones positivas para vivir con esperanza e ilusión. Nos  fortalecerán para hacer frente a las contrariedades que siempre nos sucederán con mayor dominio de nosotros mismos.

Para finalizar este post, quiero citar las palabras de Boris Cyrulnik en una entrevista realizada por el diario El País. Este psiquiatra francés considerado como uno de los padres de  la resiliencia dice “Ahora sabemos que la felicidad es un tricotar continuo; es el placer de vivir cotidiano; es un trabajo de todos los días, no es metafísico. La artesanía de la felicidad cotidiana se tricota día a día”

 

Pasar del miedo al coraje es posible

Mandela Miedo Coraje

Una semana más seguimos nuestro camino por las emociones básicas en el programa enComunicación  de esRadio Valencia FM. En esta ocasión hablamos del miedo.

La función básica del miedo es avisarnos de un peligro. Esta circunstancia, sea real o imaginaria, inminente o no, puede poner en riesgo nuestra integridad o el bienestar que hemos tenido hasta el momento. Normalmente, el miedo desaparece cuando termina la situación que lo ha generado.

Ante un peligro real, el miedo es una emoción muy positiva. Pretende mantenernos a salvo y lograr nuestra supervivencia lo máximo posible.

El problema del miedo es cuando no existe una causa real que lo genere, sino que se produce en nuestra cabeza. Imaginamos los peores escenarios posibles ante situaciones que nos preocupan y no sabemos cómo resolver.

En este último tipo de miedo, -el imaginario-, existen dos circunstancias especiales:

  • miedo al fracaso, con la preocupación por cometer errores, la culpa por haberlos cometido, queremos que todo salga bien desde el principio.
  • miedo al rechazo, a no ser aceptado en un grupo familiar, social, profesional, queremos gustar a todos.

El miedo se expresa en el cuerpo con:

  • Mucha tensión
  • Ojos muy abiertos
  • Sensación de frío, temblor, sudor en las manos
  • Respiración irregular: sentimos angustia y ansiedad
  • En ocasiones, nos protegemos el cuerpo y la cara con brazos y manos

El miedo se manifiesta en dos tipos de acción:

  • Huir del peligro buscando protección, sea del tipo que sea: salir corriendo, gritar, pedir ayuda, esconderse….
  • Atacar como defensa ante la amenaza. Este “ataque” puede ser realizado físicamente, pero también con determinadas acciones que protejan el “territorio propio” como insultar, menospreciar al otro, usar la violencia…

¿Cómo podemos superar el miedo?

Existen situaciones donde el miedo es tan agudo que supone una parálisis real para la persona, convirtiéndose en fobia. En estas circunstancias se requiere un tratamiento especializado para afrontarlo.

Ahora bien, en el proceso de coaching podemos superar la emoción del miedo para convertirla en un motor que impulse nuestra vida.

Seguiremos unos pasos muy concretos:

  • Ser conscientes de lo que nos genera miedo, identificar las causas, las situaciones que interpretamos “amenazantes”, nuestras debilidades…
  • Gestionar las creencias limitantes, los pensamientos que nos inducen al miedo. Se trata de definir las situaciones concretas, separando claramente los hechos, las opiniones, los valores y las emociones. En definitiva, “mirar con otra perspectiva” el miedo.
  • Soltar y desahogar el nudo emocional. Cada persona elegirá qué método es más adecuado, a través de la risa, del llanto, de la meditación, del ejercicio..etc. Con esto, ganamos energía y coraje para deshacernos de esos pensamientos que nos limitan
  • Y, por último, actuar…traspasar el miedo para superar los desafíos y a nosotros mismos.

Por difícil que parezca, pasar del miedo al coraje SÍ es posible.

Siempre hay una buena salida para la tristeza

Tristeza

Seguimos caminando por el mundo de las emociones básicas y en el programa de enComunicación de esta semana hemos hablado de la tristeza.

Mario Alonso Puig en su libro “Vivir es un asunto urgente” señala que las emociones que más vergüenza nos da expresar son el miedo y la tristeza. Especialmente comenta que cuando no se expresan bien pueden ser transmutadas en resentimiento.

Los hechos que causan tristeza podríamos centrarlos en que:

  • Algo malo nos pasó, dejando atrás una fuerte sensación de fracaso
  • Algo o alguien querido se perdió: una persona, una relación, un trabajo, …..
  • Se cerró una posibilidad de hacer algo o de estar con alguien,se perdió la ilusión
  • O bien finalizó un ciclo vital, ya sea personal o profesional

La tristeza se expresa corporalmente con:

  • Mirada hacia abajo, boca con rictus descendente
  • Los hombros se encogen, el cuerpo se “siente” pesado
  • En ocasiones cuesta trabajo respirar
  • El tono y el volumen de la voz son bajos
  • Puede aparecer el llanto o algunas lágrimas
  • En general, tenemos baja energía y nuestros movimientos son lentos

¿De qué manera podemos soltar la tristeza?

La tristeza, -a diferencia de otras emociones como el enojo y la alegría que “desbordan” por salir-,  supone introspección. La atención se enfoca hacia el interior de uno mismo.

  • El ánimo está bajo y no hay interés ni se quiere salir al exterior
  • Se busca el silencio
  • Se llora
  • Se busca consuelo en algo o en alguien que nos pueda escuchar y comprender
  • Se ven dificultades en todo lo que hacemos y nos rodea
  • Los comentarios pueden tener  un tono pesimista y resignado

Desde la perspectiva del coaching, en la tristeza se hace necesario “vivir el período de duelo” para aceptar la pérdida que se ha producido. Es un final de ciclo, de algo o de alguien que requiere esos momentos de soledad y de introspección profundas.

Entender racionalmente cómo se siente y se expresa la tristeza, puede evitarnos que caigamos en un declive descendente hacia la depresión,  de la que es mucho más difícil salir y requiere una ayuda externa médica muy cualificada y prolongada.

Una vez que hemos aceptado la pérdida o que hemos aprendido del error, según sea el origen de la tristeza, podremos afrontar otras estrategias para recuperar el ánimo y el pensamiento positivo, como retomar actividades que nos hagan sentir bien de forma progresiva: pasear, hacer ejercicio suave, contemplar paisajes de la Naturaleza, escuchar música, leer libros, conversar con alguien de confianza,….cada persona sabrá qué es lo mejor en esos momentos.

Cuando se ha superado  el “duelo” que lleva la tristeza, habremos descubierto:

  • Recursos dentro de nosotros mismos
  • Todo aquello, las personas que tenemos a nuestro alrededor y que son  esenciales para mantenernos “a flote”, para recuperar la confianza y la alegría.
  • Nuevos horizontes de perspectiva para la acción

nubes

Hoy quiero cerrar este post con una frase muy especial del poeta Khalil Gibran:

“Aunque la tormenta sea muy larga, el Sol siempre volverá a brillar entre las nubes”

 

Expresar y gestionar el enojo

jaguar

Un antiguo proverbio chino dice Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.”

Dentro del programa enComunicación que se emite todos los jueves en EsRadio Valencia, hablamos sobre el enojo en Coaching para ti, como emoción básica que influye en nuestra comunicación con los demás.

El enojo y sus diversas intensidades como la indignación, ira, odio es un comportamiento agresivo. Una reacción instintiva de lucha cuando nos amenaza algún peligro.

¿Qué motiva nuestro enojo?

  • Sucedió algo desagradable, algo que no debería haber sucedido.
  • Alguien de mi entorno rompió o transgredió un límite. Según mis valores, esa persona cruzó la “línea roja” de lo admisible.

¿Siempre la emoción del enojo es negativa?

En algunos contextos-, es el punto que marca un antes y un después en una situación desagradable que hemos soportado, tal vez, durante mucho tiempo. Es el “!!BASTA YA!!”, la defensa y recuperación de un espacio, de la autoestima,  de un valor…..algo muy importante que habíamos perdido. En este caso, el enojo es positivo.

Seguramente todos hemos vivido en nuestros ámbitos personales y profesionales algunas situaciones que nos han enfadado y han obligado a poner límites.

Lo negativo es cuando el enojo se mantiene en el tiempo porque puede dar lugar al resentimiento y odio permanente.

¿Cómo se expresa, identifica, el enojo?

  • Cuerpo en tensión, movimientos rápidos y bruscos, respiración fuerte, dientes apretados, mirada fija, ceño fruncido, puños apretados.
  • Si es muy fuerte la emoción, aumenta la presión cardíaca y arterial, el nivel de
  • Discutir a gritos, utilizar palabras agresivas
  • No escuchar
  • Responder con violencia
  • En ocasiones, golpear y romper cosas
  • Atacar verbal y físicamente al otro.

¿Cómo ex – presar y gestionar el enojo?

El enojo tiene que salir al exterior, es como una explosión. Es necesario desactivar esa tensión.  Si nos quedamos atrapados en la emoción, nos llevará a excesos de los que nos podremos arrepentir.

Algunas ideas iniciales para dar una salida natural y sana al enojo serían:

1.- Soltar la emoción, con movimiento y acción. Cada persona elegirá la opción que sea mejor. Por ejemplo:

  • Practicando ejercicio físico
  • Pintando, bailando, haciendo alguna labor manual y/o creativa….
  • Utilizando técnicas de relajación y meditación,
  • Contándoselo a alguien de confianza….

2.- Después de soltar o desahogar la parte física, podremos pensar con más claridad

  • Recuperando pensamientos positivos que cambien el  estado mental para serenar el impacto de la emoción
  • Centrarnos en la solución, no en el problema.

Con esto reducimos la tensión emocional y mejoramos nuestra comunicación -escuchando y hablando con más calma y firmeza, pero sin agresividad-.

Creo que es la manera más sana de gestionar el enojo.  Interesa comunicar bien cuáles son nuestras necesidades y cómo realizarlas sin herir a otros. Ser firme, asertivo, supone respetarse a uno mismo y a los demás.

Como es habitual también puede escucharse en el Canal de Ivoox http://encomunicacion.ivoox.com y en el Podcast de iTunes poniendo “encomunicacion” o descargarte el audio completo.

Puedes encontrar el resto de colaboraciones en la sección de Artículos de Anathenea o en la categoría de este blog.