¿Un cerebro feliz para alcanzar la felicidad?

Imagen de Pixabay
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En la primera Píldora de inspiración de este año nos adentramos en conocer algunos aspectos del sentimiento de la felicidad  relacionados con el cerebro, ese maravilloso y complejo órgano vital que supone una parte del “hardware” y del “software” de nuestro cuerpo.

Si buscamos en Google la palabra “Felicidad” aparecen 183 millones de referencias, sólo en español. Pero, no sólo es una palabra muy buscada, sino que es, tal vez, una de las máximas aspiraciones que tenemos como seres humanos: ser felices.

Desde el punto de vista de la neurociencia y la biología, en el cerebro tenemos unos químicos naturales: las hormonas. Cuatro de ellas se relacionan especialmente con la felicidad.

La investigadora Loretta G. Breuning, autora del libro Hábitos de un cerebro feliz», explica que cuando el cerebro emite uno de estos químicos, nos sentimos bien.

Veamos cuáles son:

– La dopamina. Nos proporciona la alegría y la energía necesarias para encontrar o lograr lo que estamos buscando. Supone una fuerza de motivación en tareas que implican mucho esfuerzo.

Se activa cuando damos el primer paso hacia un objetivo y cuando lo vemos realizado.

¿Cómo podemos elevar su nivel en el organismo? Estableciendo pequeñas etapas a realizar, que iremos celebrando a medida que logramos su cumplimiento, además de agradecer todo lo bueno que tenemos en nuestra vida.

– La endorfina actúa como un calmante natural ante el dolor, sea físico o emocional, y nos permite continuar adelante. A veces también produce cierta euforia

Sonreír, bailar, cantar o trabajar en buena sintonía con otras personas incrementa los niveles de esta hormona. Además, estas acciones nos ayudan a reforzar los lazos sociales y aumentar la tolerancia al dolor o al sufrimiento.

– La oxitocina está vinculada a nuestra afectividad y también al sentido de pertenencia a un grupo. Se la relaciona y mucho con el instinto maternal.

Desde tiempos prehistóricos, la vinculación social es vital para la supervivencia porque favorece la reproducción y la protección contra los depredadores y los cambios medioambientales.

Esta hormona se genera en la relación de confianza con otras personas.

– Por último, la serotonina facilita la sensación de paz y seguridad que experimentamos al ser respetados por los demás. 

La ausencia de serotonina genera depresión o soledad. De ahí que sea muy importante para aumentar su presencia, recordar momentos felices, hablar con un familiar querido o una persona amiga.  También ayudan pequeñas gratificaciones como tomar el sol, recibir tratamientos corporales suaves y hacer ejercicio físico. La serotonina fluye cuando nos sentimos valorados o estamos en posición de liderazgo.

Estas hormonas son controladas por nuestro sistema emocional. Se activan cuando el cerebro detecta algún estímulo positivo, algo bueno para la supervivencia y se desactivan después que se cumplió ese propósito.

Esto lleva a pensar que somos capaces de cambiar nuestro estado emocional y alcanzar un grado elevado de satisfacción y vivencias positivas. Podemos –con nuestros pensamientos y actitudes- encontrar un camino hacia la felicidad sin que haya un estímulo exterior.

Extraordinario, ¿verdad?…Todo un gran reto…!!!

Una vuelta al cole muy especial

La sección Píldoras de Inspiración ha comenzado ya en la 8ª temporada del programa enComunicación estrenando emisora en Capital Radio Comunidad Valenciana.

Hace poco más de una semana vivimos la vuelta al cole  un año más. Como es habitual en cada familia, hubo que preparar ropa, libros y, en general, todo el material escolar para iniciar un nuevo curso, gran parte del cual sólo servirá durante un único año…

Pero ¿sería posible reciclar los libros de texto y de lectura para que otros niños, jóvenes y adultos los puedan utilizar?

Pues sí, ese reciclado es posible, como lo demuestra la historia que quiero compartir hoy con todos vosotros.

José Alberto Gutiérrez, un antiguo conductor de recogida de basuras de Bogotá, desde hace dos décadas recupera y repara libros que encuentra en la basura para llevarlos a los colegios, bibliotecas y centros de lectura en su país.

Son más de 450 instituciones las que ya se han beneficiado de esta iniciativa que se está extendiendo también a Perú a través de la Red de Amigos.

A José Alberto se le conoce también como “El señor de los libros”.  En la biblioteca comunitaria de su casa acumula miles de libros en poco más de 15 metros cuadrados. Tanto es así que hace 10 años creó la Fundación “La Fuerza de las Palabras” …. ¡!El inmenso poder y expansión de la comunicación hasta dónde puede llegar!!

 ¿Cómo se trabaja en esta fundación?

En primer lugar, reciben la petición desde cualquier lugar de Colombia de alguna persona que quiera donar libros o que se los regalen.

Una vez recibida la solicitud, la familia Gutiérrez y voluntarios de la Fundación seleccionan los libros infantiles, científicos o literarios más útiles para los usuarios finales.

En cuanto al envío, según sea la distancia, los miembros de la organización llevan los libros en sus vehículos particulares o buscan la manera mejor para que el envío resulte gratis.

Desde febrero de este año, nuestro protagonista tiene más tiempo para hacer su formidable labor. Fue despedido de la empresa de Bogotá donde trabajaba y ahora dedica su tiempo a proyectar una Biblioteca Museo en esa ciudad. Su idea es montar un taller de reciclaje, banco de libros y una exposición de reliquias literarias para seguir llevando la lectura a los sectores más vulnerables de Colombia.

Gutiérrez es un firme convencido de que la mejor herencia que podemos dejar a los niños será siempre la educación.

Por eso, en esta época de “vuelta al cole” me gustaría destacar el importante esfuerzo que supone para millones de personas de todo el mundo acceder a la enseñanza y disponer de los recursos económicos y materiales necesarios.

Gracias a la iniciativa de José Alberto Gutiérrez y, también, a la de innumerables y entusiastas personas en distintas partes del mundo, son muchos los niños y niñas de entornos desfavorables que pueden ir a la escuela. Con la labor de nuestro protagonista de hoy, sin duda, estamos construyendo un presente y un futuro mejor para ellos.

El Poder de la Palabra

Hemos llegado al final de la séptima temporada del programa enComunicación y en la última píldora de inspiración compartí una historia que me conmovió profundamente, sobre todo, al conocer las circunstancias de vida de la protagonista. ¡Una auténtica heroína!

Se trata de Malala Yousafzai, reconocida como una de las personalidades más influyentes del mundo por la revista Time en 2013 y galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2014.

Esta joven nació en Pakistán. Una sociedad que no ofrece las mismas oportunidades ni derechos a las niñas y a los niños. Alentada por su familia, pudo ir a la escuela. Pero pronto, la situación política en esa región sufriría las consecuencias de la lucha armada de grupos fundamentalistas.

Desde el año 2009 – a través del documental del New York Times “Pérdida de clases. Muerte de la educación de la mujer”– Malala empezó a tomar un papel activo en su comunidad debido a que los talibanes cerraron escuelas privadas y prohibieron la educación para las niñas.

A los 13 años empezó a escribir un blog para la BBC con el seudónimo de Gul Makai. Allí relataba como era la dura vida en su pueblo natal, en especial para las niñas que querían ir al colegio.

Por estas acciones, los fundamentalistas la pusieron en su punto de mira.

El 9 de octubre de 2012 marcaría un antes y un después en la vida de nuestra protagonista: de regreso de sus clases, un talibán atentó contra ella hiriéndola gravemente en la cabeza. Dos de sus compañeras sufrieron también serias heridas. Cuando las trasladaron urgentemente a un hospital comenzaron las protestas en la zona del colegio donde acudían esas niñas.

Esto despertó el interés internacional recibiendo apoyos de personalidades como Desmond Tutu, Barack Obama, Hillary Clinton, entre muchas de las voces que condenaron este atentado y clamaron a favor de Malala.

Su vida corría peligro porque podrían volver a intentar matarla. Necesitaba además una cirugía reconstructiva de su cara. Por ello, a los pocos días la llevaron a un hospital del Reino Unido, donde milagrosamente se recuperó.  Y, unos meses después de recibir el alta, comenzó a estudiar en una escuela secundaria de Londres.

Es una historia muy intensa para una niña de tan sólo 13 años, ¿verdad?

En las más peligrosas circunstancias que una persona podría encontrarse, ella desarrolló una decidida lucha por el derecho de las niñas a la educación. Sin duda, su labor sirve de ejemplo para todos.

Pronunció un discurso en Naciones Unidas  realmente conmovedor. Cada una de sus frases son fuente de inspiración para superar las más adversas circunstancias. Está firmemente convencida de que debemos creer en el poder y la fuerza de nuestras palabras porque con ellas y con nuestras acciones podemos cambiar el entorno que tenemos alrededor.

La ONU declaró la fecha del 12 de julio como el “Día de Malala” y ella se comprometió anualmente a poner de relieve la situación de las jóvenes y niñas más desfavorecidas en el mundo. De hecho, la Fundación Malala proclama que “Si una sola niña con educación puede cambiar el mundo, ¿qué pueden hacen 130 millones de niños y niñas?”

Efectivamente, si estamos convencidos de nuestros valores y ellos nos impulsan a hacer algo por el bien de la sociedad, tenemos que defenderlos, expresar nuestros ideales y actuar en consonancia. Poco a poco, aparecerán las circunstancias y los foros donde hacer oír nuestra voz y contribuir a cambiar nuestra sociedad para bien.

En mayo visité el edificio de Naciones Unidas en Nueva York y leí sus palabras, que figuran en una de las paredes: “Un niño, un profesor, un bolígrafo y un libro pueden cambiar el mundo”

Finalizo este post con la idea de Malala que más me ha inspirado al conocer su historia y la actividad que desarrolla hoy:

“Cuando la debilidad, el miedo y la desesperanza mueren, la fuerza, el poder y el valor nacen”

El legado de El Principito

 

En la habitual sección de Píldoras de inspiración del programa enComunicacion hablamos sobre el legado de El Principito, un libro que llamamos “infantil”, cuyo contenido ilumina a pequeños y adultos por igual.

Más de 200 millones de copias y traducido a 300 idiomas, lo identifican como el libro más popular de la lengua francesa, cuyo significado supera generaciones, fronteras e hitos editoriales.

El pasado 6 de abril se celebró el 75 aniversario de su publicación. Antoine de Saint-Exupéry, aviador francés y reportero exilado en EEUU, lo escribió en plena 2ª Guerra Mundial.

Nos dejó una obra que nació en una época llena de tragedia y dolor a escalas nunca vistas, para ofrecer un soplo de esperanza. De ahí su carácter universal: aportó amor, ternura e ingenuidad en un escenario abarrotado de odio a la vez que predicaba valores y conceptos que miraban al ser humano como individuo altruista y generoso.

Esas posibilidades de vivir a través de sus metáforas son las que trascienden cualquier tiempo y mantienen, aún hoy, la vigencia de sus enseñanzas.

En esta inocente historia de un niño que vive en un mundo irreal se encierra una gran riqueza filosófica y humanista, que se inicia desde la dedicatoria atemporal dirigida a Leon Werth directamente y a sus lectores por extensión. Todos los adultos hemos sido niños, pero pocos solemos recordar esta etapa de nuestra vida.

Si El Principito parece, a simple vista, un cuento infantil, las enseñanzas que nos transmite dan valor a la amistad, al amor, la tristeza, la riqueza… Quisiera compartir algunas de ellas:

 “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”

Cuantas veces las encrucijadas de la vida, los obstáculos y circunstancias fortuitas nos mostraron que, a veces, es necesario salir del camino de siempre para aprender, conocer y crecer sin miedo al riesgo que eso pueda llevar.

“Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes; pero como no existen ningún comerciante de amigos, los hombres ya no tienen amigos”

La tecnología ha ampliado las posibilidades y la rapidez de la comunicación como nunca antes había sucedido. Sin embargo, el mal uso que a veces hacemos de la tecnología está dañando mucho las relaciones humanas. Es necesario recuperar el valor de la amistad entre las personas, cultivar y cuidar esas relaciones como tesoros incalculables que son.

“Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. … Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo “¡Soy un hombre serio!”

El trabajo es importante, pero no debe ser el núcleo central de la vida. Es necesario compartir emociones, brindarnos a los demás. disfrutar de la vida aprovechando lo bueno de cada momento y encontrar la felicidad en las cosas sencillas y únicas.

Finalizo este post con uno de los mensajes más inspiradores del cuento:

“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos. “

Píldora 5 Reinventarse

Imagen de Geralt

Imagen de Geralt

El cambio y cómo reinventarse fue el tema del que hablamos en Píldoras de inspiración  dentro del programa enComunicación .

Hace unos meses recibí una felicitación de cumpleaños muy especial que no me esperaba y me causó mucha ilusión al verla.

Se trataba de un vídeo con un mensaje personalizado y narrado por un anciano de cien años.

Contaba cómo había sido su vida hasta ese momento y como, a sus 50 años, decidió crear una orquesta y viajar por el mundo, a pesar de que la gente le decía que ya era demasiado mayor para vivir esas aventuras.

El hombre recordaba los momentos más significativos de su vida y comentaba que había tenido que cambiar muchas veces. En aquellos momentos siempre había alguien que le decía que era demasiado mayor para cambiar, incluso a veces se lo decía él mismo!!

Pero llegó a la conclusión que daba igual, que nunca sería demasiado tarde para hacer cosas nuevas.

En esta línea destaco dos libros que reflejan el cambio y las diferentes opciones que tenemos para reinventarnos aprovechando las circunstancias para iniciar un nuevo ciclo.

Mario Alonso Puig, con su libro “Reinventarse” explica que cuando comprendemos por qué hacemos lo que hacemos, somos capaces de pensar nuevas estrategias para alcanzar lo que parecía imposible. En este nuevo escenario de posibilidades aparecen la creatividad, sabiduría y energía que tenemos dentro para vivir con mayor serenidad, ilusión y confianza.

Una persona que está bloqueada emocionalmente también está anulada intelectualmente. De ahí que, cuando el miedo o la desesperanza se apoderan de nosotros, nuestro cerebro y cómo pensamos también quedan “secuestrados”.

Según Alonso, si decidimos reinventarnos, conviene enfocarnos en lo que queremos y no en lo que tememos.

Por otro lado, Charles Handy con su libro  “La segunda curva” propone que para progresar en muchas áreas de la vida, a veces es necesario cambiar radicalmente y empezar un nuevo rumbo distinto al mantenido hasta el momento. Handy sugiere que las personas deben saltar a la «segunda curva» de sus carreras, de sus vidas, sin tener miedo de la perspectiva, antes de que la primera curva decline hacia abajo.  Para lograrlo conviene encontrar una forma completamente nueva de entender los problemas que afrontamos.

Resulta más fácil ver el cambio cuando la crisis está en el horizonte, pero entonces se hace muy difícil de aplicar porque se van agotando el tiempo, las posibilidades de reacción y los recursos.

El éxito del modelo de la segunda curva está en que la nueva curva comience antes o cuando la primera llega al momento cumbre. Sólo en esta fase tenemos recursos, tiempo, energía y finanzas, imprescindibles para soportar la caída inicial de la segunda curva.

Imagen de www.linkedin.com/pulse/second-curve-ellis-katsof
Imagen de www.linkedin.com/pulse/second-curve-ellis-katsof

Todas las circunstancias de nuestra vida, no sólo las difíciles, son oportunidades para reinventarnos, superar ciclos agotados y comenzar otros nuevos.

Siempre hay tiempo para disfrutar, para aprender, para hacer cosas nuevas…

El poder de la música contra los efectos del alzhéimer

Imagen del documental Alive Inside: A Story of Music & Memory
Imagen del documental Alive Inside: A Story of Music & Memory

En la sección quincenal de Píldoras de inspiración dentro del programa enComunicación  entramos en un terreno difícil y doloroso, el del Alzhéimer, en donde se vislumbran algunas luces de esperanza para paliar sus efectos.

Lamentablemente, esta enfermedad nos quita a las personas que queremos, transformándolas en extraños sumergidos en una nebulosa donde no recuerdan nada ni siquiera a sus familiares más próximos. Pero no es bueno quedarse en este estado de ánimo.

En todo esto es posible recuperar una cuota de esperanza a través de los aportes de la ciencia y el humanismo. De hecho, se están realizando múltiples investigaciones científicas en todo el mundo para descubrir el comportamiento de esta enfermedad, sus desencadenantes y cómo frenar y combatir sus efectos.

En muchas de estas investigaciones existen aspectos que coinciden sobre el poder de la música contra los efectos del alzhéimer.

Un grupo de neurocientíficos del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana de Leipzig (Alemania) realizaron un doble experimento con investigadores de varios países europeos, cuya noticia se publicó en diversos medios.

En el cerebro hay una parte, el lóbulo temporal, que es una especie de “discoteca”, donde se gestiona nuestra memoria auditiva, incluyendo las canciones. El problema es que el lóbulo temporal (el habla, la memoria, la lectura, las respuestas emocionales…)  es el primero que resulta afectado por esta enfermedad.

Entonces, ¿cómo se puede explicar que muchos enfermos que no recuerdan su nombre o cómo volver a su hogar, sean capaces de reconocer su canción favorita o aquella música que los emocionaba muchos años atrás? O que, en el caso de algunas personas a las que el avance de la enfermedad dejó incapacitadas para articular palabras ¿puedan llegar a tararear temas musicales que eran éxitos de su época?

Estos investigadores descubrieron que el área cerebral que almacena los recuerdos musicales está menos dañada por la enfermedad.

Desde la Fundación Alzheimer España, donde se promueven diversas técnicas entre ellas la musicoterapia, se indica que los recuerdos que más perduran están vinculados a una vivencia emocional intensa. Y la música está muy unida a las emociones… Parecería entonces que el alzhéimer no puede con la Música!

En esta misma línea, recomiendo el documental Alive inside

donde se explican los casos de varias personas de edad avanzada que padecen esta enfermedad. Dan Cohen, un trabajador social, -junto con neurólogos y algunos músicos-, se dio cuenta de que había una manera de reavivar los recuerdos de estas personas a través de la música que escuchaban en un Ipod.

Entre estos casos, está el de un paciente totalmente retraído que vuelve a sentirse vivo gracias a la música que escucha de su juventud. Le ayuda a comunicarse, los ojos le brillan de alegría y vuelve a transmitir las emociones.

Pero lo más importante de esto para mí son las reflexiones de un médico que aparece en este documental donde viene a decir lo fácil y rápido que supone recetar medicamentos que activen o desactiven “botones” de nuestra salud, como elevar la tensión, reducir el azúcar,…pero lo difícil que es medicamente llegar al corazón y al alma del paciente para mejorar su calidad de vida.

El efecto multiplicador de estas investigaciones ha hecho que se implanten este tipo de terapias con música consiguiendo una considerable recuperación de la calidad de vida de los pacientes.

Más allá de la dura y terrible realidad de esta enfermedad, lo maravilloso es saber que grupos de investigadores exploran senderos y puentes para volver a conectarnos con estas personas que la padecen y pueden rescatarlos de su aislamiento y recuperar sus recuerdos más importantes.

 

 

 

El peaje y los bollitos

Imagen de Rolyart
Imagen de Rolyart

Cuenta una leyenda atribuida a los indios cherokee la existencia de dos lobos en el interior de cada persona. Uno de ellos, violento y con necesidad de venganza. El otro, con cualidades de perdón y amor. ¿Cuál de ellos ganará el conflicto?, preguntaban al chamán. El que cada uno de nosotros alimente, decía el hombre sabio…

Así comenzó la segunda sesión de Píldoras de inspiración del programa enComunicación  que se emite todos los jueves en esRadio Valencia FM.

Compartí con los oyentes una situación, de la vida real, en la que convivieron ambos lobos  donde ganó el de la sensatez y la concordia.

A finales de agosto Bianca Vanni, una maestra de infantil de la provincia de Córdoba, en Argentina, madre de una pequeña niña, al llegar a la estación de peaje en la autopista, se dio cuenta que había olvidado su billetera y no podía abonar el ticket para continuar viaje.

Pidió a una empleada de la cabina de peaje que la dejaran pasar, que podía dejarle el DNI de su hija y luego le traería el importe adeudado. Ésta no accedió y llamó un supervisor, quien tampoco atendió su solicitud y, ante la insistencia de la joven maestra, requirió la presencia de un policía para que la hiciera desistir de su reclamo.

Ante esta penosa situación y, al ver la humillación que sufría Bianca, un conductor que estaba en la fila le proporcionó los 25 pesos (algo más de 1 euro) y con su actitud generosa logró que ella pudiera pasar por el peaje.

Días después, Bianca escribió una carta al supervisor y se la entregó personalmente, junto con una bolsa de bollitos y 50 pesos (2 euros aproximadamente).

¿Qué decía en la carta?

La protagonista de esta historia se refiere a la rabia y humillación que sintió por la actitud de las personas que no fueron capaces de ponerse en su lugar ni comprendieron su situación.

En su carta, la maestra sugiere al empleado que, con esta experiencia y con lo que ella ha hecho, reflexione sobre la capacidad de ponerse en el lugar del otro.  Por ese motivo, ella le regala una bolsa con bollitos y, además, dentro le pone esos 50 pesos para que el supervisor los reserve en caso de que, alguna vez, a otras dos personas se les olvidara la billetera, así no tendrán que sufrir el mal momento que ella vivió.

Por último, la protagonista de esta historia, maestra de infantil, le recuerda al empleado que en esa etapa de educación se enseña a los niños la capacidad de compartir y la solidaridad con los demás.

A pesar que aún sigue enfadada, como ella comentó en varios medios de comunicación, el tono general de la carta es muy educado y respetuoso. Transmite una enseñanza muy positiva y estimulante.

Esta carta se viralizó en internet y suscitó cientos de comentarios en las redes sociales.

Ahora bien, lo que quiero señalar especialmente es la actitud y el tono que adoptó la maestra.

Después del incidente podría haber volcado su enfado en las redes sociales, cosa que cada vez es más habitual como medio de protesta y queja. Sin embargo, no insultó a quienes la humillaron en público por su error.

«Soy educadora, me parece que vivimos en un mundo lleno de violencia; lo primero que siempre hacemos es insultarnos, agredirnos y actuar sin pensar. Precisamente es lo que intenté no hacer», decía Bianca en una entrevista.

Traigo esta historia como píldora de inspiración, porque Bianca Vanni, esa joven maestra de infantil y madre de una pequeña hija, predicó con el ejemplo y dio un mensaje importante de comprensión y solidaridad, haciendo en su vida cotidiana lo mismo que enseña a los niños en el jardín de infantes donde da clases.

“El ordenador” de nuestra mente

Imagen de Geralt
Imagen de Geralt

En la última sesión de Coaching para ti de la sexta temporada de enComunicación hablamos de un tercer elemento de la mente: el “ordenador”, como lo llama Steve Peters en su libro “La paradoja del chimpancé”.

Cuando nacemos, lo traemos vacío. Con el paso del tiempo tanto nuestro “chimpancé” como nuestro “humano” irán introduciendo pensamientos y conductas, como si fueran los archivos en el disco duro.

En este “ordenador” existen cuatro elementos que influyen en su funcionamiento:

  • El piloto automático. Es el pensamiento o conducta positiva y útil. Ejemplo: vestirse, caminar, asearse, etc.
  • El duende. Pensamiento o conducta inútil o negativa que puede frustrarnos o enfadarnos a la hora de tomar decisiones. Ejemplo: pensar por anticipado las peores situaciones negativas.
  • El trasgo es como el duende, pero mucho más arraigado y muy difícil de suprimir. Peters cita las conductas y pensamientos que adquirimos desde niños y que a veces siguen entorpeciendo nuestra vida adulta. Por ejemplo, un trasgo que he observado en sesiones de coaching con algunos hombres que dicen “los hombres no lloran”. Cuando comienzan a emocionarse por algún suceso ocurrido, rápidamente reprimen esta emoción y dicen esta frase en voz alta.
  • La piedra de la vida está formada por los valores, creencias y conductas por las que la persona guía su vida. Son el marco conceptual sobre aspectos que identificamos como positivos o necesarios en nuestra vida: honestidad, confianza, libertad, …

Como podemos ver, el ordenador tiene un disco duro donde el chimpancé y el humano toman información para conformar sus decisiones.  De ahí la importancia que adquiere el “ordenador” para los procesos de coaching.

Lo primero que tenemos que hacer es identificar a los duendes, trabajarlos internamente y convertirlos en pilotos automáticos. Si el chimpancé y el humano encuentran datos constructivos al consultar el ordenador, los aceptarán y actuarán correctamente. En cambio, si lo que encuentran es un duende destructivo, la acción irá en consecuencia con esa línea de pensamiento.

Peters pone el caso de saber decir “no” para eliminar un duende y transformarlo en piloto automático:

El duende de una persona que dice “sí” a todo porque no quiere dar una imagen negativa, quiere caer bien a los demás, al final logrará que la persona se sobrecargue de obligaciones, trabajo y situaciones que la abruman. Esto hará que se sienta cada vez más enfadada consigo misma y con los demás.

Entonces, debemos sustituir ese duende por un pensamiento que sea más adecuado y útil, nacido desde dentro de cada persona. Ejemplo: “las personas respetan a las personas asertivas”.

Todo esto lleva su tiempo. El cambio no se produce de la noche a la mañana. Aquí cuenta la persistencia constante en cada momento que nos “asalte” un duende de estas características. Además, es muy importante que la persona encuentre sus propias “verdades”, es decir, sus pensamientos que le sirvan para reforzarlos de forma continua.  Sólo así quedarán grabadas en el ordenador.

A veces ocurre que aparecen varios duendes al mismo tiempo. Aquí no cabe otra opción que “separarlos”. Peters aconseja que los escribamos en un papel a medida que los vayamos identificando. Una vez hecho esto, se trata de “transformar” uno a uno cada duende basándose en la “verdad” adecuada para conseguir el piloto automático respectivo.

Algunos ejemplos de duendes y verdades pueden ser:

  • “Tengo que causar buena impresión” a transformar en una verdad como “Sólo puedo ser yo mismo. No tengo por qué caerle bien a todo el mundo”
  • “Me juzgarán” puede cambiarse en un piloto automático como “No puedo evitar que me juzguen, pero sí disfrutar de quien soy”

Animo a todas las personas para que reflexionen sobre las experiencias que tengan y cómo las interpretan. Tanto los pilotos automáticos como los duendes se introducen en el ordenador con cada experiencia, con los intercambios de opiniones y con las enseñanzas que recibimos.

Si valoramos esas experiencias como positivas, en el futuro serán respuestas automáticas que “el ordenador” de nuestra mente dará a situaciones similares, mientras que si son negativas, serán duendes que interferirán en la interpretación y vivencia de las mismas desatando nuevamente el conflicto entre “el chimpancé y el humano”.

 

La decisión es de cada persona.

Gestionar los conflictos mentales

Imagen de Geralt
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Todos en algunas ocasiones sentimos un intenso malestar por conflictos interiores que nos impiden tomar decisiones, sentirnos bien con nosotros mismos o tener el tipo de vida que quisiéramos.

Y en esto y mucho más interviene nuestro cerebro. En términos sencillos, dentro del mismo tenemos una zona primitiva y otra zona racional.

El libro “La paradoja del chimpancé” del Dr. Steve Peters, psiquiatra que trabaja para deportistas de elite y profesor en la Universidad de Sheffield, resulta muy adecuado para profundizar en este aspecto.

La zona primitiva –que Peters llama “Chimpancé”- se ocupa de preservar la supervivencia y de crear la siguiente generación, como forma de mantener la especie. Buscar alimentos y marcar el territorio, son algunas de las funciones de las que se ocupa esta zona.

En esta área se dan respuestas de Si / No.  No existe término medio: puede llegar construir o destruir.

Esto explica por qué a veces podemos ser nuestros mejores amigos y también nuestros peores enemigos.

Por otro lado, nuestra parte racional –denominada “Humano” por el psiquiatra Peters- analiza lo que sucede, busca pruebas y hechos que ayuden a tomar decisiones donde no medie la emoción. Se trata de nuestro pensamiento racional y lógico, evitando en ocasiones realizar juicios / opiniones.

El doctor explica que tanto el cerebro chimpancé como el cerebro humano necesitan existir y complementarse. Si el primero nos mantiene vivos, el otro busca conseguir las cosas que quiere en contextos de vida con principios éticos y morales para vivir en paz y armonía.

Para comprobar la acción implacable del chimpancé y el conflicto que se genera sobre el humano pongo el ejemplo de un escritor que comentaba “Cada paso que creía acertado para publicitar mi novela, era cercenado por mis miedos con la misma rapidez con que los ideaba. Ahora sé que son elaboraciones mentales que mis emociones se encargaban de producir y que rebosaban miedo al ridículo. A este primer momento de temor y desconfianza le seguía la resignación y la vuelta a la casilla de inicio sin opción a volver a tirar los dados”.

Y es que el chimpancé emocional es cinco veces más fuerte que el humano, en palabras de Peters. De ahí que no podamos vencer al chimpancé, sino de que lo tratemos de “orientar, encaminar…”.

Hablando con mayor precisión, de gestionar esas emociones, tarea nada sencilla en ocasiones.

¿Qué pasos tendríamos que seguir para gestionar los conflictos mentales?

  • Identificar en cada situación que nos encontremos quién está al mando ¿el chimpancé o el humano? A veces ambos están de acuerdo y esto es señal de que sentimos y hacemos lo correcto desde la mente y la emoción.
  • Comprender el proceso del cerebro para recibir la información. Todo lo entrante pasa siempre en primer lugar por nuestro lado chimpancé. Éste decide si debemos preocuparnos o no. En caso de que surja un motivo de preocupación, será el chimpancé quien controle las propias decisiones sobre lo que está pasando.
  • No controlar el lado emocional, sino gestionarlo dándole lo que necesita. Se trata de que escuchemos y liberemos la emoción) y la opinión que tenemos sobre algo que nos ha sucedido.

Una vez que la emoción se ha expresado de forma adecuada es posible recuperar un ánimo equilibrado, momento donde el cerebro humano podrá razonar y afrontar las dificultades.

Lo verdaderamente clave del asunto, en palabras de Peters, es que al cerebro chimpancé no le dominamos, sólo lo gestionamos.

Por último, no nos podemos limitar a considerar de una sola manera estas dos áreas del cerebro. Tanto el humano como el chimpancé pueden ser constructivos o destructivos.

En el próximo post conoceremos más aspectos de este apasionante mundo del cerebro.

 

Vencer el miedo al fracaso

Imagen de Sasint
Imagen de Sasint

En nuestra sociedad está mal visto fallar, a pesar de que existen numerosas frases compasivas con el error como “errar es de humanos y rectificar es de sabios”, “experiencia es el nombre que le damos a nuestras equivocaciones”,…y muchas más.  Sin embargo, parece que la opinión general se resiste a perdonar los fracasos.

Esto provoca que algunas personas tengan ideas limitantes sobre su propia valía y autoestima, conduciéndolas a temer el fracaso.

Conocer más sobre el miedo el fracaso fue el tema del que hablamos dentro del programa enComunicación.

Parece que a veces no necesitamos enemigos. Nosotros mismos podemos ser muy crueles a la hora de juzgarnos o de poner frenos que limiten nuestros avances y sueños.

Como ejemplo, hace unos días leí una interesante reflexión de una persona que decía textualmente: “Sé que soy mi peor enemigo, que le doy mucha más importancia a los comentarios negativos que a los positivos. Mi poca autoestima hace crecer el miedo al ridículo y al qué dirán en mi cabeza.”

Vemos aquí cómo nosotros mismos, a través del miedo, paralizamos la toma de decisiones y afectamos nuestra creatividad de forma negativa.

Robert Kelsey en su libro “¿Qué te detiene?” comenta que millones de personas inteligentes en todo el mundo normalmente no desarrollan todo su potencial debido al miedo al fracaso. Nosotros mismos, al decirnos que no podemos, afectamos nuestra conducta y esto nos puede llevar al fracaso. Así, este diálogo interior negativo lo transformamos en certeza y nos encontramos en una profecía autocumplida.

El miedo a no ser capaz o a ser rechazado por los demás supone un fuerte freno al éxito o a la obtención de metas alcanzables y realistas.

En este sentido, Kelsey cita a  Atkinson, de la Universidad de Stanford,  quien realizó una investigación sobre “Motivación para el éxito”.

En esta ocasión se dieron tareas relacionadas con el logro a un grupo de niños. En la primera etapa se observó que tenían dos reacciones respecto a la forma de afrontarlas: unos esperaban el éxito y otros esperaban un fracaso. Atkinson consideró entonces que la acción de una persona estaba influida según tuviera un nivel innato bajo o alto de «motivación para el éxito».

Durante el estudio se permitió que los mismos niños eligieran sus tareas. Se vio que los que tenían una motivación alta para triunfar elegían tareas con un nivel medio de exigencia, porque se centraban en las recompensas del éxito.

Sin embargo, los que tenían una motivación baja o sentían miedo a fracasar, se ponían nerviosos ante tareas de dificultad media y, en muchos casos, trataban de evitarlas por completo.

La conclusión de Atkinson fue que a las personas con fuerte motivación para conseguir sus objetivos no les preocupa en gran medida el fracaso. En cambio, las personas que sienten miedo a fallar temen la humillación y por eso evitan todo aquello que suponga un potencial de fracaso. Se conforman, diríamoslo así, con hacer tareas simples o afrontar algunas casi imposibles debido a que las consecuencias del fracaso serían valoradas por los demás con cierta benevolencia puesto que el éxito era muy improbable y, al menos, se les reconocería el mérito de haberlo intentado.

El fracaso siempre supone una experiencia positiva, a pesar de que resulte difícil aceptarlo así. Entender el fracaso desde una doble perspectiva ayudará a tener más recursos para aprender y superar esta circunstancia:

Si lo planteamos como una lección en el camino hacia nuestro objetivo, será así.

Si lo consideramos como una confirmación definitiva de nuestra personalidad o de que no podremos conseguirlo, encontraremos ese resultado.

La clave está en aceptar el fracaso como parte del viaje, sin temerlo. Levantarse, una vez más, para continuar adelante aprendiendo lo que la vida y nuestras actitudes nos enseñan.

En definitiva, el problema y la solución del miedo al fracaso están siempre en uno mismo, la persona.

Podemos cortarnos las alas sin atrevernos a salir nunca del nido o ser capaces de volar hacia grandes objetivos en nuestras vidas y sociedades.

 

¿Qué eliges tú?…